El Laberinto

Perdón

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Ahora que la discusión sobre la temporalidad y la pertinencia de las disculpas está tan de moda, he decidido cambiar el tema de mi laberinto, que para serles sincera ya estaba a medio escribir y un tanto atorado, para darle una revisada al tema del perdón.

Estamos en un bar, la noche avanza y una pareja baila alegremente lo que sea que pongan, ya se encuentran cada vez más cerca, bailando pegadito cuando la mujer le asesta un centrado pisotón con sus tacones de 15 centímetros de aguja, para más presión, a su acompañante

Vamos al despiece de la situación, para que pueda existir el escenario para que se dé el perdón primero deben existir dos partes por lo menos, no importa si son individuos o grupos o una pareja bailando y una de ellas debe de cometer un agravio, es decir un atentado contra la dignidad o los derechos de la otra, tal vez un pisotón.

 A raíz de esto la parte agraviada se ofende y la relación queda modificada en el mejor de los casos, el sujeto pasado se va a sentar o toma su distancia en el baile o también cabe la posibilidad de que haga como que no pasó nada y aguarde el momento de la venganza, regresándole el “regalito en la siguiente canción o dejándola caer cuando la cargue o tal vez 20 años después simplemente le diga: Te odio porque me pisaste en la primavera de 2019.

Si se necesita que además de perjudicado el receptor salga ofendido no importa tanto la naturaleza de los hechos como el impacto que estos tienen sobre quien son efectuados, puede que nuestro bailarín traiga zapatos de casquillo y que no le duela en absoluto que lo pisen o que hasta tenga un fetiche que involucre disfrutar del dolor infringido por tacones o por el contrario, tal vez tiene una lesión que hace que el mínimo roce le cause un dolor extraordinario o una fijación por los zapatos limpios, que hace que pierda los estribos si lo pisan.

Una vez que se ofende y que lo demuestra o que nuestra mujer hipotética se da cuenta que eso que estaba debajo de su pie no era el suelo, viene el reconocimiento de la culpa y por consiguiente tiene dos caminos: la omisión (que en algún momento le puede regresar con el pidiéndole que le pida perdón) o las disculpas que pueden ser los atenuantes a la conducta que demuestren que fue un malentendido o un accidente o reconociendo que lo pisó por que estaba molesta y entonces él la releve de su carga. Caso aparte son aquellas personas que se la pasan pidiendo perdón por todo, pues ahí no los únicos heridos son ellos para creer que molestan de tiempo completo.

Si la parte perjudicada decide otorgar su perdón, todavía este puede ser de varios tipos, desde olvidar por completo el incidente y seguir bailando, que es un perdón total, reanudar la normalidad con ciertas condiciones, como que nunca más use tacones para ir a bailar o que le pague el masaje de pies o aquel que dice te perdono pero nunca más volveremos a bailar juntos, que es que aunque no hay odio por lo sucedido  nada volverá a ser igual.

Imaginemos que somos como gallináceos y que pisar además fuese un método (muy triste si me preguntan) de fertilización, entonces nos encontraríamos con un tercero, nacido del momento del agravio y cuyos padres son agredido y agresor, yo no me quiero meter en estos campos espinosos, pero me queda la duda de ¿Qué tipo de perdón se debe otorgar en estos casos?