Histomagia

Sombras

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Guanajuato es una ciudad de contrastes, cosmopolita, festiva. Cada día los habitantes de la ciudad dan, sin querer, espectáculo a toda la gama inmensa de turistas que visitan y disfrutan la ciudad. Mi alumna Liz, me cuenta que en la casa de su abuela, construcción cimentada con el cadáver de una mujer, se aparecen entes o seres que siempre que ella llegaba a visitarla, la molestaban a ella y a sus hermanos.

Me cuenta que todo comenzó con las historias que sus primos les contaban sucedían en esa casa. Liz nunca lo creyó hasta que una vez decidió apostar con sus primos que ella se iba a quedar a dormir con su abuelita y que ninguno de los seres que habitaban esa casa iba a salirse con la suya de correrla. Así que decidió venir a Guanajuato, al barrio de las Momias a quedarse sola en un cuarto.

En familia, esa noche, todo iba normal. Cenaron, platicaron, reían de chistes que en verdad pensar en espantos y esas cosas, estaban tan lejanos que ninguno incluyó el tema. Todos, cansados del trajín del viaje, se dispusieron a dormir. A ella le tocó en la recámara de abajo, cerca del lugar donde dicen está el sepulcro de la mujer; sin pensarlo entró en ella y cerró la puerta ya para descansar.

La noche era tranquila, ya se había quedado dormida, el silencio de los callejones se hacía presente como una calma extraordinaria. Pero de repente, Liz escuchó pasos en su recámara y pensó que alguno de sus primos sí había decidido espantarla para que no se fuera decepcionada y creyera en lo que ellos le decían. Internamente pensó en darles un susto siguiéndoles la corriente, así que se dispuso a parecer espantada todo lo que durara, lo que ella decía, la broma.

Así que entonces, cuando sintió que alguien se acercaba tanto a su cama, decidió gritar para espantar a lo que ella creía era uno de sus primos, pero la sorpresa se la llevó ella. Abrió los ojos y parada, a su lado, cerca de su rostro, vio cómo una mujer la veía con curiosidad. Ella entonces se dio cuenta que no era nadie de sus primos, fue entonces que en verdad gritó con todas sus fuerzas, se levantó despavorida y se subió corriendo al segundo piso en donde estaba la pieza de su tía, pero en su desesperación, cuando quiso entrar a la recámara vio cómo una sombra le cubrió, a manera de X, en cruz, la puerta de entrada, ella desesperada por entrar le decía: “ya primo déjame pasar, ya te creo lo que pasa aquí”.

Dice Liz que en verdad sentía cómo era el cuerpo de eso, porque se dio cuenta que no era ninguno de sus parientes al verlos acurrucados con su madre en su cuarto, muertos de miedo todos por ver a un ser, una sombra negra y alta prohibiéndole la entrada a Liz. Ella como pudo se agachó, la esquivó  y pudo pasar rapidísimo para unirse con ellos. Su tía y primos no dieron crédito a lo que vieron, espantadísimos se quedaron acurrucados en la cama. Liz acertó a pasarse por abajo del brazo de ese espectro y se unió al abrazo familiar, cosa que al parecer a este ser no le agradó, porque luego intentó espantarlos, pero ante el amor que reflejaban , el ser se retiró por un buen tiempo.

Hasta hoy, mi amiga Liz no me ha contado mucho, pero ¿quieres conocer lo verdadero que hay en esa casa, y que ella te cuente lo que siente tocar un cuerpo que viene de ultratumba? Ven, no te pierdas: lee y anda Guanajuato.