El Laberinto

El registro

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Era o parecía una tarde normal, de esas aburridas calmas post tormenta tan benéficas si uno se encuentra en altamar o en el centro de un problema o situación incómoda, pero tan indeseables cuando el objetivo del lugar es el movimiento, como el caso del restaurante donde estábamos.

De pronto de las coladeras comenzó a regresar en una presentación grotesca todo aquello que creímos que nunca volveríamos a ver, la comida, la basura, el agua con la que tallábamos el suelo. Correr, limpiar y utilizar litros de cloro fue el procedimiento a seguir, mientras poníamos, de puertas para afuera,  cara de tranquilidad  esperando que nadie notase el problema y que por obra de algún milagro no pasaran al sanitario para agravar el asunto.

Pero ni todo el esfuerzo de limpiar, ni el aromatizante utilizado resolvían nuestro problema de fondo. Había que ir al registro.

Curiosa palabra pensé, pues registro en cuestiones administrativas o académicas es llevar constancia de las cosas trascendentes o de aquello que se quiere contabilizar y en plomeria se trata de una parte de la tubería dejada deliberadamente abierta para resolver velozmente los problemas sin tener que abrir una zanja o destruir la instalación completa.

Resulta que ambas tienen en común el sentido de memoria, pues al abrir el registro, no importa de cual de los dos se trate, nos encontramos con el pasado de frente y de practicidad pues una buena gestión del mismo nos evita problemas y nos ahorra tiempo.

La mayor diferencia recae en el hecho de que en el caso de los registros escritos lo que se acumula es voluntario y lo tenemos justo por que necesitamos volver a verlo en un futuro. Debemos pensar si no tenemos la masoquista acción de almacenar basura solo para regodearnos en nuestras miserias o perder espacio útil de almacenamiento.

En cambio, al caño, ya sea este metafórico o real, tiramos aquello que aunque en algún momento estuvo en contacto con nosotros, queremos que desaparezca  y encontrarlo de frente es una situación de asco, pero que nos puede dar nociones sobre el trato que le damos a lo que desechamos y  si no estamos tirando al olvido cosas que no están del todo procesadas pues la cantidad y el tamaño de los desperdicios ponen a prueba la  capacidad de procesamiento que tienen nuestras tuberías.

Debemos entonces saber que guardar, que tirar y como hacerlo, lo que sí nunca debemos hacer es tratar de cubrir la podredumbre con perfume, se los juro que no funciona.