El Laberinto

“Inclusión forzada”

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Se ha convertido para mí en un foco rojo enorme, más resplandeciente que Las Vegas, el que alguien se queje de la mal llamada “inclusión forzada” aunque he de reconocer que el término, por más repugnante que me parezca, tiene una potente carga de verdad: sí está forzando, pero no a las tramas o a los productos, sino a aquellos intolerantes que se quejan de la misma… y ni tanto, me atrevo a pensar.

Forzado, y esto se los digo para no manejar cifras, que si no sería economista, es pensar que todo el mundo es blanco, que el poder (de decisión o físico) es monopolio de los hombres, que no existe la diversidad sexual, ni de creencias,ni la discapacidad, ni la migración y lo peor es que esto no era un tema exclusivo de las películas, era una realidad, en cuanto a derechos y representación y eso es más grave, aunque se rasguen las vestiduras, que ver una sirenita no pelirroja y seguro es más forzado identificarse con la que sí lo es viviendo donde vivimos, aunque de eso nadie se queje.

Forzado sería no poder votar o tener bienes y gran parte de la población vivió así mucho tiempo, forzado es tenerse que esconder o ser escondido por quien amas, tener siempre la culpa por tu origen, que existieran baños y escuelas exclusivas para afroamericanos apenas el siglo pasado, pensar que debes renunciar a tu lengua o costumbres para ser civilizado o dejar de ser pobre por lo menos, que todos los que se te parecen salgan de villanos, subordinados o de chistes en los productos para entretener.

Si eres de los que defienden la pureza de la trama, el casting original o añoran las historias de antaño (argumentos  para justificar lo que es simple intolerancia) te tengo una buena noticia: no es que un remake borre a la anterior, no anula al libro y mucho menos arruina tu infancia, nadie va a forzarte a verlo o a entenderlo (que ni se puede) y además no te quita absolutamente nada, lo que sí es tremendamente forzado y afecta en su día a día a quien lo padece e la exclusión.