Histomagia

PERPETUIDAD

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«Dicen que la brujería comprada con tu propio dinero es la más poderosa».

Santiago Segovia.

Guanajuato es una ciudad sorprendente. Cuando vives aquí es sapiencia tácita que debes de convivir con seres imaginarios, dicen, pero que realmente son fantasmas que habitan aquí, que ya no están en este mundo, que se te aparecen en forma de humo, sombra, levitando, o sin pies, o sin ojos, rostro, en un sinfín de formas.

La presencia de las almas en Guanajuato es indudable. A veces sientes que van de tras de ti, que están mirándote desde las sombras, desde los árboles, desde arriba, desde las iglesias… incluso cuando las señales de internet se cortan es claro que ellos toman energía y debes de esperar su aparición. A veces, cuando ves películas de terror pareciera como si se transmitieran los sentimientos encantados hacia ti, ellos sienten esas energías y salen de donde están en esta ciudad colonial que siempre nos tiene sorpresas paranormales.

Las almas de aquí se pegan de repente cuando vas paseando por el centro, a veces, solo a veces, los viajantes que visitan Guanajuato traen sus propios fantasmas que, me imagino llegan a este lugar y al conocer a esas otras almas o espectros se quedan aquí, ellos siguen sintiendo, igual no sé si se enamoran o protegen entre sí, ya que el amor es la sinrazón, el sentimiento del alma, es ese que se siente desde el origen, desde dentro de ti al otro, al cosmos.

El asunto es, cuando estamos tan cerca de esta tierra que tiene guardados infinito de espíritus, debemos rezar y pedir por nosotros, es por eso que el sacerdote de La Basílica, cada miércoles, en sus grupos de oración, en el fondo, buscan entregar a Dios a esas almas o espíritus que se quedan por aquí pues es necesarios que se vayan a descansar, de ser posible recoger y rescatar a esas pobres almas que viven en las calles, en el suelo, en el aire, en las paredes de esta extraña ciudad. ¡Ah!, también es necesario rezar por los vivos para librarlos del mal que los acechan desde siempre.

Mi amigo Hermes me cuenta que cuando sus padres se conocieron fue durante un cervantino, hace muchos años. Eso sí, me aclaró que ellos le insistieron en que le contaban esta historia para que supiera que el amor es más fuerte que todo, incluso de los hechizos que vienen del más allá, de esos muertos enojados con la vida y con su muerte, con ellos mismos, con todo.

Desde esa época aquí en Guanajuato muchas personas ofertan hospedaje y los visitantes se meten a casas que ni conocen con el afán de ahorrarse algunos pesos. Muchas de las veces esas casas antiguas guardan secretos que cuando rentas en verdad ni te preguntas quién o qué vivió ahí, lo importante es rentar y disfrutar esos días de cultura en Guanajuato.  

Hermes suspira, y prosigue con su relato, diciéndome que la casa donde se conocieron se ubica en la calle Cantarranas, ahí, cerca de donde estuvo La Pasadita, cenaduría que ha quedado para siempre en nuestra memoria. Me dice que la condición de renta era que los hombres se quedaran en un cuarto y las mujeres en otro. Así que cuando coincidían al salir, todos paseaban y recorrían cada módulo cultural, cada museo, cada espectáculo callejero, en fin, la ahora llamada “Fiesta del espíritu”, y sí así es, aunque debería decir de los espíritus, pues abundan por este lugar.  Hermes me cuenta que sus padres supieron al instante que serían el uno para el otro. Y sí. Pasearon tanto por la ciudad que el amor les llegó ahí mismo en las escalinatas del Teatro Juárez. Y ahí se comprometieron.

Esa noche, después de darse el sí, e ir a la clausura en la Alhóndiga de Granaditas, llegaron a la casa, se dieron un beso de despedida, y cada uno se fue a su cuarto. Ensoñados con sus amores pues ya habían quedado que a la mañana siguiente irían a casa de ella a pedir su mano para casarse lo más pronto posible, se recostaron esperando soñar cada uno con su cada cual. Y así fue, pero ese sueño no fue lo esperado.

Al día siguiente, en su viaje de regreso a casa, ambos coincidentemente vivían en el D.F. (Distrito Federal) ahora CDMX (Ciudad de México), ella comienza a platicar que soñó con él, él le dice que soñó con ella, extrañados se miran a los ojos y un dejo de temor compartieron en sus miradas, ella le platica que estaban en la casa que rentaron y… él le dice que igualito, aterrados comienzan a platicarse las extrañas coincidencias de lo que soñaron: en ese sueño vieron a una mujer anciana mirándolos con envidia, con su cara adusta, enojada, con lágrimas cayendo por sus mejillas, lágrimas de coraje, dicen ambos, la veían en la sala de esa casa que rentaron, en la entrada, y en sus manos vieron que tenía dos muñecos, dos fetiches con los rostros de ellos, de los enamorados… y al verse reflejados en esos muñecos,  en el sueño se abrazaron, su alegría se transformó en miedo; asustados le gritan que los deje en paz que el amor que se tienen no permitirá que ese hechizo haga mella, su amor los salvará de ese horror de brujería que quiere separarlos, ambos ven que esa mujer hace una mueca, se da la vuelta, levita y ante sus ojos se desaparece. Incrédulos de la simetría se los sueños, en ese momento recuerdan que cuando finiquitaron la renta del lugar para salir un día antes, le dieron el efectivo a una mujer ya entrada en años, no tan anciana como la vista en sueños, y ella los miró y les preguntó si les gustó su estancia, ellos abrazados y entre besos, le contestaron que sí, que se iban a casar muy pronto… por un instante, la mujer los miró con rabia, pero de inmediato se recompuso y salió de entre sus labios una sonrisa y un felicidades entre dientes. En ese momento ellos no le dieron importancia, pero ahora les hizo todo el sentido: el desamor de la mujer solterona que les rentó la casa se había transformado en una envidia que compartía con sus ancestros. En ese momento cayeron en la cuenta que esa mujer quiso hechizarlos, en sus sueños invocó a sus ancestros para impedir su amor. Bendito sea Dios que ya estaban lejos de ella. “Todo salió bien, tanto que yo estoy aquí”, terminó Hermes.

Muchas veces el destino de los vivos está escrito por sus antepasados, y esas almas lloran desde la oscuridad donde se quedan y transmiten a sus generaciones posteriores los sentimientos de culpa, envidia, o desamor que determina su vida aquí. Para esos espíritus en verdad debe de ser horrible no saber dónde estás, o por qué se quedaron en el entrecejo de las realidades del muerto y del vivo, se sabe que las muertes de las gentes son el puente entre dimensiones, pero a veces se tiene que pagar o perpetuar lo que hicieron, por eso se quedan, pasan cosas, pasan muchas cosas inexplicables aquí, con ellos, y por ellos, y en este caso perpetuaron su sufrir en sus descendientes.

Los que saben dicen que debemos de liberar esas almas, igual y esos que vienen aquí las mueven sin querer con su amor en este caso, o sólo por venir y traer más espíritus de muertos consigo, y los liberan aquí, ciudad repositorio de almas que te dan la bienvenida, si te fijas bien te dan la bienvenida, ahí en las calles, en las plazas, en la subterránea, ahí están, siempre, se mezclan con los otros, con esos que se dicen vivos que perpetúan sentimientos ancestrales de desamor y que no saben si están aquí viviendo realmente o viviendo, paradójicamente, una muerte eterna, ancestral. ¿Quieres conocer esa casa? Ven, lee y anda Guanajuato.