Enclaves de poder

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Mónica Daniela Ramírez

Guanajuato, Gto., 04 de marzo de 2010.- Las nuevas formas de gobierno, las actuales, consideradas como “sueltitas” o “des-afanadas”, han ocasionado, de entrada, grandes problemas. Pero esto no significa que no funcionen.

Cuando una autoridad comienza a ser laxa, es decir, deja de ser intolerante es cuando se comienza a vivir la verdadera democracia, y es incluso lógico que la primera reacción sea violenta. Ocasiona de este modo el desgarre de las sociedades debido a que no existe el ejercicio totalitario e intransigente de la justicia. De esta manera se explica el hecho de que los delincuentes, asesinos, violadores, etc. ya no pueden continuar conviviendo con el resto de la sociedad.

En este momento, de escandalosa coexistencia, se da el despertar de la conciencia de las sociedades. La comunidad se direcciona a la aplicación de valores y de igual forma exigen a sus líderes la aplicación y el respeto de los mismos.

En este sentido, es indispensable que nuestros líderes (los gobernantes) conozcan de “formas de convivencia”, el cómo transmitirlas e iniciar el camino hacia la evolución de una “sociedad civilizada”.

Vivimos en un país donde aún se manejan los enclaves de poder, mejor conocidos como partidos políticos. Y es en este año 2010, con los festejos casi en puerta de 200 años de Vida Independiente y 100 de la Revolución, que esos “enclaves de poder” pretenden llevar a cabo conmemoraciones con enfoques pedagógicos, pero probablemente terminarán como celebraciones populistas. Lo que podemos esperar de esto será:

A) La entrada de la concordia o B) se arma la bronca, es decir, A) se tiene al pueblo contento o B) se tiene a un pueblo resentido.

La única manera de asegurar un resultado positivo será: elevando a todo el pueblo a un mínimo nivel educativo necesario para entender y razonar los motivos de los festejos, así se festejará no sólo con el corazón, también con la cabeza, convencidos de que este país puede ser uno diferente y mejor.

La mezquindad política impide la evolución, subestima a los individuos y utiliza métodos antiquísimos para gobernar (no salen del clásico método romano: “al pueblo pan y circo”).

El inicio de la caída de los grandes líderes se ha dado cuando éstos dejan de lado un principio básico: incluir al resto de la comunidad, implica ser inclusivos e involucrar en sus ecuaciones de gobierno todos los factores involucrados.

La decadencia se acelera de manera exponencial entre aquellos que pretenden ser exclusivos/excluyentes, pues desde un inicio disminuyen su porcentaje de éxito, discriminando ciertos sectores de la sociedad, descartando sus aportaciones, pero principalmente eliminando el apoyo que pudiesen brindarles para triunfar.

La evolución lleva tiempo, no olvidando que para lograr grandes cambios se debe iniciar con pequeñas modificaciones en los principios fundamentales con sustento ético. Un buen inicio es el establecer una sociedad horizontal, respetuosa e inclusiva.