Embriagarse, estar y no estar

Compartir

ROBAPLANA / Carlos Olvera

*

Qué fácil embriagarse de todo. De cualquier cosa que a uno le guste. Que se me sube, que se me baja, como la bolita aquella que tenía alguien. Las palabras nunca van a decir ninguna otra cosa que no quieran decir. Me cai. A menos que sean dichas por el dragón Comodoro, que según quienes que los conoce bien, quieren decir lo contrario. Es decir, blanco por negro, mal por bien, bonito por feo, y pone punto y seguido cuando quiere poner punto final. Complicado pues. Pero así somos. O si resulta más reconfortante: así nos hicieron ser.  Aunque cabe aclarar que siempre hay posibilidad de cambiar, aunque solo sea para seguir igual. O viceversa. Como las nubes que vienen y van, que están y no están.