Candil de la Calle

La cargada

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Es un término muy…priísta.

Huele a viejo, a prácticas de antaño, a mañas políticas del viejo estilo.

Hace tiempo que no recurría a esa expresión popular para definir un momento como el que vivió el Secretario de Economía, el gris claro Ernesto Cordero Arroyo, el domingo 12 en el hotel Fiestamericana, rodeado, apapachado, anhelado, empujado por el pleno de la burocracia del Partido Acción Nacional en el estado de Guanajuato, con el gobernador Juan Manuel Oliva y el delfín, Miguel Márquez Márquez, a la cabeza.

Sonrientes en las fotos, todos ellos.

Se deshicieron en elogios para el más gris de los aspirantes, supuestamente señalado por un dedo superior que va de salida, y que sube los escalones del conocimiento público gracias a las ocurrentes asesorías propagandísticas y mercadológicas que lo rodean: “dí lo que se te ocurra, frases polémicas, que hagan ruido, como por ejemplo: `con seis mil pesos al mes una familia paga casa, coche y escuela privada para sus hijos´ o `México ya no es un país pobre’”.

Esa es la envoltura del regalo.

El domingo estuvieron casi todos: la burocracia, la clase panista que gobierna el estado, con el titular del Ejecutivo, varios secretarios del gabinete, alcaldes, diputados locales, federales, estructura del partido, etcétera.

Claro, no era cosa de recibirlo en un auditorio atascado de acarreados, o con sonido, porras, confetti y mantas. El acto imponía algo más refinado, un desayuno en un elegante salón del elegante hotel para recibir al supuesto ungido.

Pero casi. Nada más faltaron las matracas.

También faltaron José Ángel Córdova Villalobos, recién destapado precandidato del PAN por el grupo de La Loma, y el resto de los integrantes de este grupo: el alcalde de León Ricardo Sheffield, el diputado federal Javier Usabiaga, el senador Luis Alberto Villarreal…quien, por si las dudas, envió a algunos de sus colaboradores, de bajo perfil.

Dicen que el doctor Córdova también anduvo sondeando cómo iba a estar la reunión, y mandó a algún emisario a preguntar a los organizadores, entre los cuales da la cara la diputada local Elia Hernández, quien demuestra ser buena alumna del operador electoral Juan Manuel Oliva.

Bueno. Ya sabe a qué se andaban dedicando la diputada Elia y el gobernador Oliva, quien para esta ocasión preparó un sermón… mejor dicho, un discurso abundante, muy abundante en elogios, calificativos superlativos y augurios promisorios al presentar al Secretario de Economía como el futuro líder que México necesita, el panista ejemplar, el hombre comprometido, de vanguardia…

No estuvo ahí el ex presidente Vicente Fox Quesada, quien sí asistió un día antes a la inauguración de la nueva sede del Comité municipal leonés con Miguel Salim y Gustavo Madero, formal presidente nacional del panismo.

Pero desde el rancho de San Cristóbal, Fox lanzó una andanada que, si no fuera por el momento, se podría tomar muy bien por una más de las ocurrencias que a lo largo de estos años han quedado registradas por los caricaturistas, analistas y redes sociales que hacen chistes a sus costillas.

Fox protestó porque dice que se ven evidencias de que se está dando línea para el candidato del PAN a la Presidencia… y le pide a su sucesor Felipe Calderón y a la dirigencia del partido que mejor dejen que compitan todos los interesados en terreno parejo.

También dio repasón a la caballada, que, dijo, está muy flaca. No ve perfiles verdaderamente comprometidos con el país y sus necesidades, como para que dejen lo que están haciendo y se ocupen de construir una candidatura que asuma compromisos serios con los mexicanos. Y luego dijo que si Calderón hace seis años supuestamente no respetó la línea (¿o sea que Fox la había dado?), pues que ahora deje a los panistas decidir.

Así las cosas en el PAN, sus liderazgos… y su cargada.