No es Margarita Zavala de Calderón, primera dama de México.
No es María Luisa Calderón Hinojosa, hermana del presidente, a la que por capricho, nepotismo y obnubilación se le ha entregado la candidatura del PAN a la gubernatura de Michoacán que se disputará este año.
Es Elba Esther Gordillo, “lideresa vitalicia” del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, el SNTE.
El diario estadunidense Los Ángeles Times le dedica un artículo a “la Maestra” Gordillo en su edición del domingo 31 de julio.
Entre muchas ponderaciones, calificativos, sospechas y recuentos, el diario considera que esta mujer que utiliza bolsas Hermes de 5 mil dólares; que tiene propiedades en varias ciudades de los Estados Unidos donde vive la mayor parte del año luego de haber nacido en una cuna humilde chiapaneca; que es cortejada por muchos políticos y por varios partidos; que ha declarado muerto a Miguel Ángel Yunes; que en 22 años ha logrado algunas ventajas laborales para los maestros y nada para la educación y que se alía al PAN y al PRI de acuerdo a lo que conviene estrictamente a sus intereses personales y familiares, es hoy la más poderosa de México.
He aquí sólo tres párrafos reproducidos en el portal de Proceso en Internet, en una traducción del artículo de LAT:
“Los críticos de Gordillo dicen que sus 22 años de extravagancias como líder sindical tal vez no fastidiarían tanto si la situación de la educación en México no fuera tan precaria.
“Gordillo, con su afición por los vestidos de diseñador y joyería extrema, y al parecer, cirugías plásticas, es de hecho un producto del estilo autocrático del antiguo PRI que rigió el país durante siete décadas hasta 2000 y que es muy posible que regrese al poder. El PRI controlaba casi todo, incluyendo los sindicatos.
“Muchos en México la consideran como un símbolo de la corrupción y de la concentración del poder que desde hace mucho tiempo ha plagado al país y que ha sido un obstáculo hacia la modernización y la plena democracia. Ella es temida, y ningún gobierno ha dado señales de emprenderla contra ella”.
Jorge Castañeda compara a Elba Esther Gordillo con Carlos Slim y con Televisa. Tal sería o es su poder para mover dineros, influencias, candidatos y alianzas.
Por cierto, el diario buscó a Gordillo y ella se negó a ser entrevistada.
Silencio que dice más que las palabras.
Recientemente, Gordillo abrió la boca y ofreció una larga conferencia de prensa en la que contó de su pacto con Felipe Calderón para apoyarlo hacia Los Pinos, a cambio de refrendar las posiciones que ya con anterioridad Vicente Fox —y su amistad con Marta Sahagún, otra— le había entregado: la Lotería Nacional, el ISSSTE, una subsecretaría en la SEP, principalmente.
Sólo de los cargos que sabemos, porque se han hecho públicos hasta ahora. ¿Cuántos más? Porque la Maestra cobra. Y cobra caro.
A México le ha costado mucho. El atorón educativo es inversamente proporcional al enriquecimiento personal de la mujer más poderosa y a los bonos millonarios que ha recibido el SNTE. No alcanzamos los estándares de países con similares condiciones de desarrollo en comprensión de lectura ni en matemáticas.
Nuestras escuelas de educación básica —sobre todo primarias— están en ruinas, en construcción e infraestructura.
En muchas, muchas escuelas rurales, los maestros siguen llegando los martes y desapareciendo los jueves. Si van, porque ahora con el panorama de violencia, comunidades del norte del país se están quedando sin profesores.
Mientras, Elba Esther Gordillo revisa su agenda; elige al partido y al candidato que más le conviene para mantener su red de intereses, enriquecimiento, privilegios y componendas; se cuelga su bolsa Hermes de 5 mil dólares —bofetada a cualquier maestro digno de los que hay muchos—, y decide el destino del voto de millón y medio de trabajadores de la educación sindicalizados.
Y tan campante.