Vitalidad ancestral y espiritualidad en la canción de Mari Boine

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Benjamín Pacheco López

Guanajuato, Gto. 29 de octubre de 2011.- Una voz que se adentra en los tintes ancestrales y espirituales de la humanidad, donde se reflejan la majestuosidad de la tierra natal y la fortaleza de las mujeres, fue parte de la cantante y compositora sueca Mari Boine.

Mari Boine, durante la conferencia de prensa previa a su concierto (Foto: Especial FIC)

El concierto se realizó en la sede de la Ex Hacienda de San Gabriel de Barrera, donde los asistentes de la edición 39 del Festival Internacional Cervantino (FIC) pudieron apreciar a una cantante descendiente de indígenas sami, uno de los grupos más pequeños del mundo al contar con alrededor de 75 mil personas.

Mari Boine, quien hace reverencia en cada concierto a las cualidades chamánicas de su tierra natal y plantea una declaración feminista en muchas de sus canciones, transmitió una intensidad que caló hondo en el público.

Por medio de tambores, batería, bajo, trompeta y guitarra electroacústica, la artista cantó más de 10 canciones durante 80 minutos aproximadamente.

Boine logra una atmósfera mística, un remarcado tono espiritual que de entrada envuelve al individuo; sus temas, según explicó en inglés, refieren temáticas como la felicidad, la libertad, su “hermano águila”, la protección a los niños, así como sus raíces musicales relacionados con salmos e himnos religiosos.