Una Colorada(vale más que cien Descoloridas)

Hoy sí se fía

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Ni siquiera fueron originales. Las tiendas de raya no eran otra cosa que negocios donde se comerciaba toda suerte de mercaderías. Casi siempre se ubicaban a un lado del centro de trabajo —la mina, hacienda, fábrica o el aserradero— y en esos lugares se daba crédito —fiar decían los abuelos— al igual que en otras latitudes de la Europa tan venerada durante la dictadura de Porfirio Díaz, quien, huelga decirlo, dio importantes concesiones a empresarios y hacendados para explotar nuestros recursos, incluidos por cierto los naturales. Estos concesionarios no solo eran ricos connacionales, también los había extranjeros, como en el caso de la explotación minera otorgada a “Cananea Consolidated Copper Company”.

Dado que ayer —con bombo y platillo y el show de un ejército disfrazado cual actores del canal de la estrellas— se recordó el inicio de la revolución mexicana, sería ilustrativo tener presente, que fue en esa población sonorense y justo para reprimir a los dos mil mineros hartos del abuso y el robo de su salario, cuando en 1906, el aciago 2 de junio, un grupo armado norteamericano cruzó la frontera para defender los intereses de los propietarios de la mina. Los llamados Rangers acudieron al grito de auxilio de un particular extranjero, que supo utilizar los buenos oficios del cónsul en Sonora, para perpetrar tal violación a nuestra soberanía. Todavía hoy, a más de un siglo de distancia, habrá muchos entusiastas defensores de la incursión armada realizada desde Arizona por aquellos Rangers, pues al final del día resulta comprensible que los gringos actúen siempre abusivamente, lo que no se justifica, es que las autoridades nacionales no hagan nada. El saldo de aquella represión fue de de 23 muertos, 22 heridos, más de 50 personas detenidas y cientos que corrieron por temor.

De entre los encarcelados había por supuesto magonistas, miembros del Club Liberal “Ponciano Arriaga” e incluso periodistas, que justo en ese preámbulo revolucionario, lograron nuevamente imprimir el periódico Regeneración. Aunque muchos huyeron —a los cerros y al extranjero— también hubo trabajadores, que a causa de su analfabetismo, solo dibujaban una raya, en el libro de registro de pagos, como seña de haber recibido lo pactado como salario. Sin embargo generalmente el trabajador no recibía nada o si acaso un papel de equivalencia —algo así como los vales de esta época— que solo podían canjearse en las tiendas del patrón. Como generalmente lo fiado siempre superaba a lo devengado por el trabajo, ningún obrero o jornalero podía cambiar de domicilio, ni de empresa, hasta no haber liquidado su adeudo en la tienda de raya y por supuesto aun cuando no existía la sofisticación del buró de crédito, todos los dueños se conocían y se pasaban el chisme de la lista de morosos. La policía actuaba a favor de estos patronos y perseguía a los deudores, para llevarlos de regreso antes de su muerte y así les evitaba heredar la deuda a hijos y parientes.

Además de conocer la versión sesgada de los dueños de medios electrónicos de comunicación masiva, valdría la pena repasar diversos escritos que nos darían mucha luz en temas como el de las tiendas de raya, pingüe negocio, al cual no renuncian empresas como Wal Mart, que en el 2008, debió suspender, por inconstitucional, su plan de “previsión social”, consistente en vales de despensa —eran parte del salario— que solo podían ser canjeados en las tiendas de la cadena[1].

Pero la falta de creatividad, sustento de la copia y la piratería, es algo tan vigente como la extendida creencia de que “mujer que sabe latín ni tiene marido ni tiene buen fin”; y así en una anticipada campaña post navideña y de cambio de temporada, como se estila desde hace décadas en los Estados Unidos del Norte, el festejo revolucionario —ya de por sí desdibujado con aquello de los días feriados impuestos en lunes disque para promover el turismo— se ha tornado en una suerte de euforia consumista, para lo cual el “supremo gobierno”, determinó adelantar parte del aguinaldo de los trabajadores.

Y más allá de la gracejada que convirtió en Patiño al director del INFONACOT[2] exhibido por llegar tarde a un evento; cabe resaltar, que como parte del esquema publicitario del “buen fin” y aunque no es lo mismo, 6 millones de créditos que un crédito de seis millones, se difundieron las ventajas de ir a las tiendas cualquiera de los días de este largo puente, a comprar a crédito, productos que tendrían hasta 70% de descuento. El representante de los patronos, “ordenó” un 10% de descuento si los trabajadores hacen el pago con su tarjeta infonacot y su secretario de economía amenazó con algo así como “si no consumen ahora se van arrepentir”. También se festinó que los bancos, dejarán de cobrar sus comisiones de usura, a quienes dejaron del 18 al 21 de noviembre, el producto de su trabajo presente y futuro en establecimientos, que igualmente compran a crédito a productores obligados a esperar su pago, tres y hasta seis meses.

Pero el maravilloso regalo de esta navidad anticipada tiene otras ventajas adicionales: “los créditos se podrán solicitar vía bancos y el cobro será a través de nómina para ampliar el universo de beneficiados” anunció en un tomo tan festivo que se nos antojaba ir a la celebración; los créditos otorgados a los trabajadores —Vía infonacot—, tendrían un crecimiento de 30% respecto del año anterior en este 2011 y, para ser parejos; se instruirá a los bancos para que no cobren a las tiendas comisiones por la ventas de este buen fin. Linda manera de gastar el 25% de aguinaldo adelantado por parte de los más de tres millones y medio de trabajadores beneficiarios del crédito cuasi oficial, sobre todo ahora que podrán pagar en cualquiera de las 472 sucursales de Bansefi y otras de tantos bancos, sino que los bancos estarán autorizados para restar de la nómina los adeudos de este engroso[3] “buen fin” y los que se acumulen, con el modesto cobro de 10% de interés también anunciado por el primer mandatario.

¡Que viva la revolución! ¡Que viva la indiferente izquierda! ¡Que vivan los acasillados obreros de las posmodernas tiendas de raya!

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[1] Amparo directo 1180/2008, “el llamado Plan de Previsión Social, que consiste en la entrega de vales de despensa que provienen del salario del trabajador para ser canjeados únicamente en el establecimiento de la empresa patronal, es similar a la práctica que se llevaba a cabo en las antiguas tiendas de raya”.

[2] Instituto nacional del Fondo Nacional para el Consumo de los Trabajadores

[3] La queja era que a veces hasta tres horas se tardaba el trámite de pago con descuento en la mayoría de los establecimientos del programa que debió publicitarse como “endéudese hoy y pague hasta el fin de su vida”.