Literaria

Causa y efecto, la conducta y su tratamiento en la “Naranja Mecánica” (A Clowork Orange)

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Imagen de una de las versiones de la portada del libro (Foto: Especial)

El argumento principal que rige A Clockwork Orange es resaltar la exposición de la pérdida del libre albedrío de un hombre, por causas del condicionamiento encadenado a una técnica de “curación” basada en la psicología conductista del conocido Pavlov.

En la historia que A Clockwork Orange cuenta, el personaje principal (Alex) decide someterse a este nuevo tratamiento con el fin de recuperarse y poder salir de la cárcel, a donde llegó a consecuencia de un asesinato, cometido en una de sus varias noches “ultraviolentas” que Alex y sus amigos procuraban tener con frecuencia.

El tratamiento al que Alex, casi sin saber de qué se trata, decide someterse, consiste en la introducción de varias sensaciones en el cuerpo del paciente, la primera son las náuseas, provocadas por la inyección de un medicamento al que los médicos responsables del tratamiento llaman: “la sustancia Ludovico”.

Luego de la inyección, el personaje es prácticamente forzado a interactuar con imágenes de “ultraviolencia,” pues se halla en una sala que se asemeja a un consultorio dental, en el cual es sujeto a una silla, con los ojos forzadamente abiertos con una especie de pinzas, las cuales no le permiten interrumpir la visión ni siquiera un momento.

Las secuencias de imágenes son acompañadas con pistas musicales, que aparentemente sólo funcionan como intensificadores auditivos de lo que el campo visual del “paciente” está percibiendo de manera directa y obligada.

La música mencionada en la versión escrita y puesta como sound-track en la versión fílmica, cumple funciones de motivación en el personaje principal; pues luego de una noche de acciones “ultraviolentas”, Alex se encierra en su cuarto con la finalidad de escuchar la Quinta sinfonía de Beethoven (así referida en el texto, aunque en la película es la Novena la que se escucha y a la que hacen referencia), con esto queda expuesto el gusto de Alex por escuchar música clásica.

Detalle de un fotograma de la película (Foto: Especial)

Esta satisfacción que el personaje principal experimenta al escuchar la música, durante, antes o después de realizar acciones ultraviolentas, es causa del efecto de repulsión que experimenta tras acabar el tratamiento, pues, primeramente, la cercanía del personaje con la sensación auditiva era voluntaria y la reacción solía ser placentera. Mientras que durante el tratamiento, la percepción auditiva es obligada y la sensación de repulsión es inducida tanto por las imágenes como por la “medicina”.

Poco a poco en el desarrollo del tratamiento la música va siendo menos perceptible y las náuseas experimentadas ya no son producto de ninguna sustancia sino del contacto directo e inevitable con la música.

Al finalizar el tratamiento y volver a las calles, Alex se percata de que le es somáticamente imposible responder violentamente a cualquier cosa, porque al intentar hacerlo experimenta una sensación insoportable (náuseas).

Luego de ser secuestrado por antiguas víctimas y obligado a escuchar a Beethoven, el cuerpo de Alex que ahora no está sujeto, que cuenta con la posibilidad de movimiento, encuentra la mejor alternativa en el suicidio, y así decide saltar por una ventana, que al parecer es la única salida posible de la habitación donde se encuentra encerrado.

De esta forma el cuerpo de Alex se libera y haciéndose un daño físico enorme, que aún así no lo lleva a la muerte, el final que la versión fílmica nos brinda es que logra deshacerse de los efectos del tratamiento, mientras que en la versión escrita Alex aprende la lección y se convierte en un hombre de bien.

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Yunuen Alvarado Rodríguez es licenciada en Letras Españolas, egresada de la Universidad de Guanajuato. Actualmente realiza su trabajo de titulación bajo la dirección del Dr. Andreas Kurz.