¿Sucedió?

Métodos, métodos, métodos, métodos…

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Literalmente, “método” significa camino para llegar más lejos y para obtener resultados óptimos; debe acometerse de manera ordenada y sistemática.

En realidad hacemos todo con un método, aunque no lo sepamos, aunque lo hagamos de manera inconsciente y, dicho de otra manera, todo requiere de un método, hasta para vestirnos, seguimos un  método, vamos, hasta para calzarnos nuestros zapatos, cuantimás  cualquier otra actividad humana que requiera del éxito.

Tal es el caso de la incorporación de líderes jóvenes, emprendedores, que puedan poner su granito de arena en la producción de riqueza socialmente repartible y más aún, si esto ocurre en zonas de las llamadas marginadas, es decir, en aquellas donde el ingreso per cápita está por debajo del tercer decil nacional, ya que eso impactará positivamente a las variables sociológicas, políticas y económicas del conglomerado humano, pues es bien sabido que las zonas de riesgo más importantes, donde el crimen organizado recluta a sus elementos y cuadros, son precisamente, las marginadas.

El método que estamos proponiendo es tripartita: un cuestionario, como filtro inicial, luego un assessment  center (que es un método de evaluación, básicamente de habilidades), para finalizar con una entrevista profunda. Con estos tres elementos dentro del modelo, deberíamos estar en posibilidades de definir con precisión quiénes son sujetos de desarrollo dentro del programa que se instrumentará una vez localizados a los emprendedores; sin embargo, debido a los costos que implica aplicar el modelo como se concibió de manera embrionaria nos ha obligado a replantear su estructura.

Aunado a esto está la situación de que en los estadios subsecuentes del programa completo, que contempla el entrenamiento, capacitación, motivación, asesoría y consultoría de los seleccionados, estas mismas fases actuarán como filtros reales, partes de la vida cotidiana y ayudarán a decantar a los que continúen con el proceso, de aquellos que por diversas circunstancias tengan que dejarlo.

Es en función de lo anterior que el método central y general que venimos planteando se basa en el cuestionario como instrumento único y por tal motivo se ha pensado en recurrir a la TRI (Teoría de la respuesta al ítem), que está utilizándose en muy diversos medios (no se diga en el académico) y ambientes para acceder a resultados plausibles.

Es en esta parte donde es pertinente hablar de confiabilidad. Estadísticamente se habla de confiabilidad aduciendo al punto hasta el cual un material es sujeto de un desempeño plausible y predecible, pongamos por caso el fuselaje de un avión comercial. Cuando este tema se comenzó a estudiar, se debió a que empezaron a ocurrir accidentes con las aeronaves, debido a que sus componentes (del fuselaje) se partían y eso provocaba los problemas y desperfectos, fue entonces que se acuñó el término de “fatiga” de los materiales y se dijo que había que calcular hasta qué tiempo y qué condiciones un material era confiable, antes de que presentara fatiga y empezara a fallar.

Con el tiempo, el término confiablidad pasó a otros terrenos, como el de las ciencias sociales, donde se trata de ver si el material recabado corresponde a lo que se pensaba obtener, pues ocurrió durante muchos años que los estudiosos se daban cuenta de que lo que habían intentado medir con sus instrumentos, básicamente cuestionarios, encuestas, no pasaban la prueba de confiabilidad, es decir, presentaban fallas, algo que se equipara con la fatiga de que hablamos en el párrafo anterior.

Sigamos bordando la próxima semana acerca de la confiabilidad estadística en los instrumentos como el que proponemos para detectar e impulsar emprendedores en zonas marginadas.

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O.A. Morales. Esforzado nadador y ciclista ocasional, muy temprano dejó su natal Guanajuato para avecindarse en la delegación Gustavo A. Madero del DF. Su experiencia de más de cuatro décadas, ha girado alrededor de temas de calidad, comunicación y educación,   abarcando los sectores público, privado y social.  Comunicólogo y maestro en Ingeniería de la Calidad, es locutor, periodista y docente en licenciatura, maestría y extensión universitaria. Amante del arte, disfruta particularmente de las artes escénicas y la literatura. Vive enamorado de las palabras y las imágenes.