El Laberinto

Juego de niños

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Museo del Juguete Antiguo (Foto: Especial)

En una escena de la película El planeta de los simios de 1968, aquella distopía donde los humanos han sido reducidos a animales y los simios encumbrados como seres dominantes y con cultura, ante la incredulidad de todos los simios presentes cuando el único humano presiona la muñeca encontrada en una cueva ésta exclama: “¡MAMÁ!”, echando por tierra las afirmaciones vigentes de que los humanos nunca habían podido hablar ni crear civilizaciones.

Un juguete llega a la trama para recordarle a una humanidad representada por un único hombre racional lo que alguna vez fue; esto tiene sentido en la medida en que los humanos aprendemos todo lo que necesitamos para sobrevivir en nuestro medio durante nuestro largo y lento desarrollo físico e intelectual, es decir, en nuestra infancia.

Los juguetes son los compañeros perfectos de este desarrollo, pero son mucho más que eso, son un testimonio de la sociedad que los fabricó, desde lo más obvio como materiales y tecnologías disponibles, hasta cosas más sutiles, como estereotipos, profesiones de prestigio, roles de género e incluso la situación política del país en el que fueron fabricados. Además a un nivel más personal, viendo los juguetes de alguien podemos saber de dónde nacieron sus inclinaciones, sus fobias, la manera en que tratan sus pertenencias y el tiempo que les tocó vivir.

Para nuestra fortuna, y evitándonos la difícil empresa de almacenar durante décadas cacharros o visitar basureros, existe un museo que se dedica a coleccionar estos encantadores objetos y que como un plus los clasifica cronológicamente o que los agrupa sobre ejes temáticos, estoy hablando del Museo del Juguete antiguo, ubicado en la colonia Obrera, en la ciudad de México.

A partir de un viaje por el tiempo en una visita que además estuvo llena de bellos recuerdos (imagine que se encuentra en un museo una pieza idéntica a una que usted poseyó, que fue objeto de todos sus deseos y fantasías, algo que tuvo en su casa y fue parte de su vida) se pueden ver los inicios de la fabricación en serie, el impacto de los conflictos armados que, aunque no vivimos, sí influyeron en nuestra producción y en la creación de enemigos; el furor de las olimpiadas y mundiales celebrados en nuestro país; la era espacial con sus bellos cohetes, marcianos y astronautas; la popularidad de Chespirito, Cantinflas y los luchadores mexicanos; la introducción cada vez más grande de productos estadounidenses; las crisis reflejadas en imitaciones de mala calidad y fabricación casi casera que tienen la ventaja de la inmediatez y la gran desigualdad social que ha traspasado todas estas épocas y que ahí se refleja en las diferencias que imperan en los tipos de juguetes para niños de una condición privilegiada o de una desfavorecida.

Me pregunto, si se puede saber tanto de los juguetes viejos. ¿Qué podemos sacar en limpio de los nuevos? Vamos a la juguetería a ver qué averiguamos (continuará…)