Una Colorada(vale más que cien Descoloridas)

¿Cacería o Circo?

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Benito Juárez (Foto: Especial)

El preámbulo propagandista del segundo puente largo del año, tocó por igual al gobierno federal como al de la ciudad de México. Miles de millones danzan ante los ojos del lector de diarios impresos y el adicto a las noticias electrónicas, entre membretes como Oceanográfica, ICA, Carso y otros, en perjuicio de instancias gubernamentales como PEMEX o METRO con la consecuente violación a la Constitución —artículos 27 o 123— que cada uno de los responsables gubernamentales se comprometieron a cumplir.

Pero el circo, al igual que ocurrió con los romanos, cada vez interesa menos y resulta más caro. Lanzar cristianos a los leones tenía un costo tremendo, no solo por lo que implicaba traer felinos desde África o Asia, sino por la habilidad de los disidentes para ocultarse en las catacumbas y una suerte de vacuna de las masas que ante el exceso de violencia dejaron de emocionarse con tan singulares formas de diversión[1]. Las audiencias del siglo XXI, ya saben —y por si lo olvidan se difunden casos como la liberación de un funcionario del DF adicto a las apuestas— que a las brujas ya no se les incinera, por aquello de los derechos humanos y los procesos sin mácula; si acaso reciben un ligero “quemoncito” del que saldrán bien librados, para seguir sus actos delincuenciales, en un estado mal gobernado en el cual abundan los criminales impunes[2].

Pero bueno, luego del turismo playero y la visita obligada a las casas de fin de semana que aún subsisten con todo y crisis, mañana el programa histórico marca a la expropiación petrolera. La ejecución corresponde a “la sinfónica de la república”. No habrá directores importados para conducir el concierto, sí muchos discursos, cifras, loas a la internacionalidad de los negocios, advertencias para los que no canten al ritmo de los planes de desarrollo “modernizadores”, salutaciones y remedos de circos en decadencia, no solo por el costo de la compra y manutención de animales, sino por la prohibición para que primates, elefantes, y toda suerte de seres protegidos por los conservacionistas, sean víctimas de explotación en espectáculos decadentes.

Dado que la viabilidad de condiciones de vida digna[3], parece ser otro tema de extinción, en los agonizantes actos circenses de esta era moderna, los propagandistas, darán prioridad a la entrada de la primavera por encima del nacimiento de un indígena zapoteco, que logró llegar a la presidencia de un país, acosado por los siglos de los siglos. “Descalificar, enfrentar y sustituir” seguirá siendo el método de un imperio con dificultades para proveer pan y métodos de manipulación más efectivos que el tradicional circo.

En aras de una “democracia recién lograda” por los descendientes de los conservadores contra los que lucharon los liberales del siglo XIX, y para demostrar que por fin hay “libertad de expresión”, para el viernes se harán señalamientos contra la educación laica o la separación de la iglesia y el Estado, sin faltar el referente a la heroicidad de las fuerzas castrenses, así como para recordar que ellos sí están autorizados para portar armas y matar en caso necesario. El 18 de marzo se reiterará que el general Cárdenas estaría feliz con la internacionalización de nuestro petróleo, y el día 21, ya con una población lista para descansar de nuevo, habrá quien remarque el interés de Juárez por la propiedad privada y la participación de sus colaboradores en el tan inconveniente tratado que daba vía libre a los norteamericanos en diversas partes del territorio nacional.

Los actores del México “moderno” defenderán la aldea global, justificarán porque dejaron de ser nacionalistas y seguidores de la soberanía, pues al fin de cuentas en su dinámica de defender intereses más que proyectos históricos o ideologías, son expertos en cambiar de bando, constituirse en amigos o enemigos según convenga y militar en el partido, club, cámara o gobierno que mejor garantice su “éxito”

Con todo y lo insoslayable de sus fallas y la decadencia del mundo actual, no es posible ocultar que Benito Juárez vivió, y arriesgó su vida siendo por ende actor importante en nuestra consolidación de la nación como República. No fue santo, cometió errores —bastante difundidos por sus detractores— pero se atrevió a hacer lo que pocos dirigentes actuales están dispuestos a asumir: poner cotos a los excesos parapetados en fueros[4] y complicidades que entonces, al igual que hoy, permitieron a quienes no aman a México, explotar a sus ciudadanos y vulnerarnos como Nación. Ojala que Usted pueda darse tiempo para comentar con su descendencia el ideario juarista, y enséñeles el valor de ser una persona de acción más allá de palabras necias sustentadas en credos excluyentes. Si los políticos actuales comprendiera que se les juzgará por sus hechos y no tanto por sus dichos, quizá, solo quizá, estaríamos en el camino de la recuperación de la Patria que nos permitió tener lo que ahora disfrutamos.

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[1] Hoy piezas televisivas o cinematográficas como hostal, los muertos vivientes, las evoluciones de hombres lobo y vampiros, son la mejor fuente para el desarrollo de la indiferencia ante la degradación y el horror de la humanidad.

[2] “En un Estado bien gobernado, hay pocos castigos, no porque se concedan muchas gracias, sino porque hay pocos criminales. La multitud de crímenes acusa impunidad cuando el Estado se debilita o perece”. Juan Jacobo Rousseau, libro II del Contrato social.

[3] Garantías individuales como libertad de conciencia, asociación y tránsito, o sociales vinculadas con el trabajo o la propiedad de cosas comunes como el petróleo, el espacio aéreo y un entono ambiental equilibrado.

[4] Hoy días siguen siendo los religiosos, militares, de dinero e incluso de acciones derivadas de la informalidad, como serían los comerciantes ambulantes o las llamadas autodefensas.