Guanajuato, Gto 21 de febrero de 2017. La presidente de la Comisión de Igualdad de Género del Ayuntamiento capitalino, Iovana Rocha Cano, reveló que uno de los delitos que más se viven en la ciudad es la violencia sexual a niños y niñas.
Refirió que el caso del sacerdote de Irapuato, a quien se le imputa de múltiples delitos, es un tema que permea cada vez más en la sociedad, incluso en la propia ciudad de Guanajuato, pues al menos en el último trimestre del año 2016 atendió 10 casos de violencia sexual a menores.
Comentó que la constante en cualquiera de estos hechos es el autoritarismo de un adulto hacia un menor, pues actualmente los casos referidos las víctimas son menores entre 6 a 10 años, donde el presunto agresor tiene un tipo de parentesco ya sea padrastro, abuelo o primo.
Rocha Cano mencionó que una con las paredes que se topa es la posibilidad de que se vean los casos en las instituciones correspondientes y sobre todo que se manejen con los protocolos adecuados, pues no se puede tratar el caso de violencia de un niño o niña como si fuera un adulto.
“Para darles atención jurídica a un menor se debe tener protocolos adecuados, pues es distinto tratarlos en un interrogatorio así como la aplicación de tratamientos psicológicos”, agregó.
Indicó que también se debe apostar por mayor apoyo a las familias para que denuncien y sigan el proceso, pues en muchas ocasiones no saben cómo hacerlo y que implicaciones se tiene y genera frustración al pensar que no avanza el caso.
La regidora comentó también que el trabajo en políticas públicas y elaboración de campañas debe ser más agresiva, pues no se ha atendido a la zona rural y no se sabe si ocurren o no delitos como este y es necesario instruirlos para prevenir.
“Ahorita los diez casos que he atendido han pasado en la zona urbana pero no sabemos qué pasa en la zona rural y eso no significa que no pase nada, necesitamos coordinarnos con las direcciones para llegar a estos lugares y apostar por la prevención y acercarles centros de atención”.
Finalmente recordó que el caso más actual es de una menor de seis años, que si bien no fue violentada sexualmente sufrió agresiones físicas graves.
