Yonni’s Blues

Compartir

Hugo Juárez

(historias y reflexiones en torno al COVID19)

Despierto atrapado en el mismo día, pero con diferente pesadilla. En ellas casi siempre te veo atrapado en tu gris existencia o desde la oscuridad de tu ausencia, que ahora ilumina nuestros recuerdos. Como ese último día que te vi, coincidimos en un Donkin Donuts a donde llegaste volando en un deportivo azul que alumbraba la culminación de tu ego. Desde mi bicicleta te recordé cuando te conocí hace 15 años, con las uñas sucias y mordidas. Tu cabeza entonces era una maraña de soledad y deseos de llenar todos tus vacíos  existenciales y económicos. Nuestra amistad y la de otros te llevaron a paliar esas necesidades, pero ese día ya eras otra persona que me miró displicente para escupirme un:

—qué güey, ya cómprate un coche ¿no?

Para tu familia y otras personas te volviste una caja registradora con patas. El dinero no es una droga pero saciaba tus días mientras depauperaba tu alma. Hasta que te enamoraste al encontrar a quien llenara esos vacíos existenciales. Vaya, el amor es una droga redentora. Te miro en una de tus últimas fotos: feliz arrastrando un carrito con tu hijo por otro camino que no sea el que has vivido. Entonces todos despertamos en esta pesadilla que te convirtió en un mal sueño. Me resisto a pensar que fue el azar el que nos separó, porque para los demás te volviste un punto más en una gráfica, pero a nosotros tu muerte nos mordió un pedazo de existencia. Déjame te cuento mi última pesadilla, en ésta el que despierta muerto soy yo.

Y miro a todos reconciliándose conmigo, apreciando lo mediocre que fui, lo miserable que me porté con algunos, admitiendo el amor que nunca nos tuvimos, y entonces camino feliz por mi muerte, en donde termino encontrándote.

Hugo Juárez