Celebran el legado de Alfonso Caso en el 90° aniversario de su gran descubrimiento: la Tumba 7 de Monte Albán

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  • Los investigadores Nelly Robles García y Salomón Nahmad perfilaron su vida y obra, destacando su visión multidisciplinaria en la constitución de proyectos
  • La meticulosidad de los trabajos que encabezó en la Tumba 7 han permitido que los objetos hallados sigan aportando datos para completar su historia

CDMX.- El Día de los Santos Reyes, de 1932, cuando el colaborador Juan Valenzuela llamó al arqueólogo Alfonso Caso gritando: ¡guelaguetza!, que significa “regalo”, la arqueología mexicana experimentó una epifanía: el descubrimiento de la Tumba 7 de Monte Albán, una cripta zapoteca con una variada ofrenda mixteca en su interior, “la más rica encontrada en América” que, según palabras de Caso, traería consigo la institucionalización de esta disciplina en el país.

En comunicado de prensa, se informó que en el 90 aniversario del descubrimiento de la cámara funeraria, los investigadores Nelly Robles García y Salomón Nahmad Sittón perfilaron la vida y obra de Alfonso Caso Andrade, destacado abogado, arqueólogo y antropólogo, autor de 300 obras, fundador de los institutos Nacional de Antropología e Historia (INAH) y Nacional Indigenista (INI), así como de El Colegio Nacional, además de haber sido rector de la UNAM.

Su extenso legado no impidió a los ponentes abordar el hito que significó el hallazgo de la afamada tumba zapoteca, abandonada en 900 d.C. La tesis de Caso sobre que este recinto fue reutilizado en el periodo Posclásico (alrededor de 1300 d.C.) por los mixtecos, ha sido por demás confirmada. Se sabe que la Señora 4 Conejo “Quetzal”, princesa mixteca de la dinastía de Teozacualco y consorte del Señor 5 Flor de la dinastía de Zaachila, lo utilizó como un santuario subterráneo para el culto de los ancestros.

Al respecto, la investigadora del Centro INAH Oaxaca, Nelly Robles, indicó que a partir de los últimos estudios realizados “estamos convencidos que los mixtecos depositaron en su interior bultos funerarios compuestos por huesecillos de roedores, falanges de jaguar, dientes y cabellos humanos, y segmentos de aves. Esa es la razón por la que no se encontraron esqueletos completos, se trata de reliquias; y los últimos análisis del antropólogo físico Sergio López Alonso, sugieren que los restos óseos podrían corresponder, al menos, a 14 individuos.

“El doctor Marteen Jansen, de la Universidad de Leiden, Países Bajos, y una servidora hemos señalado que los mixtecos bajaron al valle de Oaxaca para realizar alianzas por medio de matrimonios concertados. Como aparece en códices, estos grupos cargaban con fardos mortuorios en largas caminatas, hasta encontrar un lugar sagrado, como consideraron a la Tumba 7 de Monte Albán.

“Lo anterior fue confirmado en la Universidad de Harvard, con análisis de isótopos estables realizados al material osteológico procedente de la Tumba 7. Los resultados indicaron que los restos humanos corresponden a individuos de la Mixteca y de áreas lejanas como el Istmo de Tehuantepec, no a personas que crecieron en Monte Albán. Por eso, es importante revisitar este hallazgo con las posibilidades de nuestro tiempo, pero con la metodología multidisciplinaria que estableció Alfonso Caso”, expresó.

Alfonso Caso (Foto: Internet)

La arqueóloga destacó que esta visión ha regido el estudio de la Tumba 7, haciendo honor al legado de Caso, quien el mismo día que ingresó a la cripta, el 9 de enero de 1932, envió un telegrama solicitando la presencia inmediata del arquitecto Ignacio Marquina, del antropólogo físico Daniel Rubín de la Borbolla y de su alumna más avanzada, Eulalia Guzmán.

“Desde ese momento, el Proyecto Monte Albán tuvo varias especialidades, como la arquitectura y el urbanismo para entender la ciudad, tarea que confió a Marquina; mientras que la liberación y restauración de monumentos de la plaza principal recayó en el arqueólogo Jorge Acosta. Además, Caso tuvo como asesor a don Manuel Gamio, y en ese sentido fue continuador de la antropología integral que este último había desarrollado en su proyecto ‘La población del Valle de Teotihuacan’”.

En el panel virtual, transmitido por el perfil en Facebook de la Zona Arqueológica de Monte Albán, el primero de un ciclo que concluirá el 1 de febrero, en el 126° aniversario del natalicio de Alfonso Caso, la especialista recordó que el arqueólogo dio a conocer los pormenores de su descubrimiento en foros científicos internacionales, una década después del hallazgo de la Tumba de Tuntakamón, con la que incluso fue comparada la Tumba 7.

En una de sus exposiciones en Washington D.C., Estados Unidos, Caso conoció al Padre de la Datación por carbono-14, Willard Frank Libby, quien fechó los restos óseos de la Tumba 7 de Monte Albán, convirtiendo este hallazgo en uno de los pioneros en el uso de este método. “Este dato, casi desconocido, demuestra cómo el maestro fue construyendo un gran equipo para atender todo lo concerniente al proyecto”.

En su intervención, el antropólogo Salomón Nahmad, discípulo de Caso Andrade, a quien conoció en la década de 1960, como titular del INI, lo reconoció como un hombre de su tiempo con una acción política trascendente en los ámbitos cultural y social del país, forjado en el ambiente de la Revolución y en una ética nacionalista que buscaba la construcción de una sociedad más justa, cruzándose así con el pensamiento de Manuel Gamio y Guillermo Bonfil.

 Por último, destacó que Alfonso Caso hizo una labor encomiable en el INI al crear los centros coordinadores indigenistas, “y que hoy abren el camino a la integración y discusión del tema indígena mexicano a la vida nacional. Los cambios constitucionales recientemente propuestos por el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas a la Cámara de Diputados, por conducto de la Presidencia de la República, significarán el reconocimiento de esas unidades sociopolíticas en la Constitución Política, un reordenamiento que debe mucho al concepto de autonomía que defendió el maestro”.